lunes, junio 24, 2013

Edward Palmer Thompson. Un historiador nada convencional



Edward Palmer Thompson. Un historiador nada convencional








The Guardian

Traducción para Sin Permiso de Lucas Antón.

Hace cincuenta años, un obscuro historiador que trabajaba en el departamento de Educación para Adultos de la Universidad de Leeds entregó, con retraso y un grosor mayor de lo esperado, un manuscrito a Victor Gollancz - editorial entonces especializada en ensayo socialista e internacionalista. Nadie podía haber previsto la recepción del libro. The Making of the English Working Class [La formación de la clase obrera en Inglaterra, Capitán Swing, Madrid, 2012], de E. P. Thompson, se convirtió en un descomunal éxito comercial y crítico. La demanda de este mamotreto de 800 páginas fue ni más ni menos que notable. En 1968, Pelican Books compró los derechos de The Making. y publicó una versión revisada como volumen número mil de su catálogo. En menos de una década se reeditó cinco veces.

Cincuenta años después, todavía sigue en catálogo, como obra canónica de historia social. No era el primer libro de Thompson. Había aparecido una historia de William Morris en 1955, recibida con la indiferencia que le cabe en suerte a la mayor parte de las monografías académicas. Después de The Making. vino Whigs & Hunters, un libro sobre las Black Acts [Leyes Negras], la infame legislación de la época georgiana que criminalizaba no solo matar ciervos sino cualquier actividad sospechosa que pudiera dar indicios de la intención de matar ciervos. A esto le siguió una serie de originales ensayos sobre temas diversos, entre ellos el tiempo y el capitalismo industrial, las revueltas del hambre y la venta de esposas (sí, en el siglo XVIII los hombres llegaban de verdad a llevar a sus mujeres al mercado y "venderlas"). Una y otra vez, Thompson se mostró capaz de abordar nuevos temas y volver sobre los antiguos con enfoques nuevos, creando un corpus de obras que era a la vez original y de enorme influencia.

Y sin embargo, Thompson no fue nunca un historiador convencional. Sus muchos años en Leeds no transcurrieron en el Departamento de Historia sino en el de Educación para Adultos. Su puesto de titular en la recién creada Universidad de Warwick fue breve: renunció justo seis años después de haber aceptado la plaza, disgustado por el giro comercial que estaba adoptando. Perenne hombre de letras, acompañó su renuncia de un extensor opúsculo en el que delineaba sus objeciones intelectuales [Warwick University Limited. 1971]. El resto de su vida lo dedicó a una serie de causas políticas. Thompson fue miembro activo del Partido Comunista en los años 40 y 50, y fundador del Grupo de Historiadores del Partido Comunista en 1946. Formó parte del éxodo masivo del Partido que siguió en la década de los 50 a la invasión soviética de Hungría, pero siguió estrechamente aliado a toda una serie de movimientos de izquierda. Hacia finales de la década de los 70, Thompson desempeñaba un papel clave, lo mismo como incansable organizador que como mascarón de proa intelectual en el naciente movimiento por la paz, causa de la que siguió siendo devoto hasta su muerte en 1993. La suya fue una vida de activismo, tanto como de investigación académica.

Pero por encima de todo sigue descollando The Making., con ese prólogo que de modo tan memorable declaraba la intención del libro de "rescatar al pobre calcetero, al cosechador ludita, al 'obsoleto' tejedor con su telar a mano, al artesano 'utópico' y hasta al crédulo seguidor de Joanna Southcott [profetisa religiosa de finales del XVIII] del enorme desdén de la posteridad". El mítico estatus del libro no debería distraernos de la franca originalidad de la obra. En 1963, tejedores y artesanos no solían ser material de los libros de Historia. Historiadores sociales pioneros llevaban estudiando a los trabajadores desde principios del siglo XX, pero su enfoque seguía concentrándose en lo tangible, lo mensurable, lo "significativo": salarios, condiciones de vida, sindicatos, huelgas, cartistas.

Thompson abordaba los sindicatos y los salarios reales, por supuesto, pero la mayor parte de su libro estaba dedicado a algo a lo que él se refería como "experiencia". Mediante un paciente y extenso examen de archivos tanto locales como nacionales, Thompson había puesto de manifiesto detalles sobre costumbres y rituales de los talleres, conspiraciones fallidas, cartas de amenaza, canciones populares y carnés de clubes sindicales. Recogió en los archivos lo que otros habían considerado sobras y las interrogó para ver qué nos contaban acerca de las creencias y objetivos de quienes no estaban en el bando de los vencedores. Aquí y allí había un libro que divagaba sobre aspectos de la experiencia humana que nunca antes habían tenido su historiador. Y el momento de su aparición casi no podía haber sido más afortunado. La década de 1960 fue testigo de una agitación y expansión sin precedentes del sector universitario, con la creación de nuevas universidades repletas de profesores y estudiantes cuyas familias no habían tenido tradicionalmente acceso al privilegiado mundo de la educación superior. Poco puede extrañar, por lo tanto, que hubiese tantos que sintieran una especial afinidad con los marginados y perdedores de Thompson. Y había algo más. A lo largo de The Making. discurre una ira mordaz frente a la explotación económica y sólidos comentarios sobre los tiempos de su capitalismo. Thompson rechazaba la noción de que el capitalismo fuera inherentemente superior al modelo alternativo de organización económica que substituía. Se negaba a admitir que los artesanos se hubieran quedado obsoletos, o que su aflicción fuera un ajusto doloroso pero necesario a la economía de mercado. Era un argumento que gozaba todavía de una amplia resonancia en los años 60, cuando los intelectuales marxistas podían creer todavía que existía una alternativa realista al capitalismo, podían aducir que no se había ensayado adecuadamente el "verdadero" marxismo.

Aparecido en el apogeo del marxismo académico, el marco político de The Making. estuvo en la entraña del éxito del libro. Acaso su mayor logro, con todo, estribe en cómo ha logrado capear la posterior caída en desgracia académica del marxismo. Para la década de 1980, la historiografía marxista ya no mantenía una posición relevante en los departamentos académicos de Historia. Desde entonces, ha estado a la defensiva. Repasando la discusión literaria entre Thompson y el filósofo polaco, Leszek Kolakowski - que, después de años vivir bajo el comunismo, había tenido la temeridad de desertar de las banderas del marxismo - Tony Judt observó que "Nadie que la lea volverá a tomarse jamás en serio a E. P. Thompson". Y sin embargo, claro que seguimos tomándonos en serio a Thompson. Más que cualquiera de sus libros, The Making. continúa deleitando e inspirando a nuevos lectores. Por supuesto, la investigación académica de Thompson era parcial y se movía de acuerdo con su política. Pero la originalidad, el vigor y la iconoclastia de su libro harán que con seguridad perdure.

Emma Griffin, profesora de Historia en la Universidad de East Anglia, es especialista en la historia social y económica de Gran Bretaña entre 1700 y 1870. Autora de A Short History of the British Industrial Revolution, y Blood Sport: A History of Hunting in Britain, acaba de publicar Liberty´s Dawn: A People´s History of the Industrial Revolution (Yale University Press).

Fuente original:
http://www.guardian.co.uk/books/2013/mar/06/ep-thompson-unconventional-historian

Fuente de la traducción: http://www.sinpermiso.info/articulos/ficheros/thom.pdf

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